El amor puede cruzar fronteras

Laia Codina Armengol
19 mar 2018
2 Min. de lectura

Hola viajerxs!

Hoy os quiero explicar algo muy especial que me ha ocurrido.

Mi familia esta formada por: mi padre y mi madre, mi hermano menor y nuestros 4 perros; Sandy, Lluna, Pancho y Snooppy.

Después de esta maravillosa aclaración..., el porqué el post de hoy.

Mis padres llevaban 22 años sin salir de España, lo que implica también que llevaban 22 años sin coger un avión.

De echo, yo muchas veces les intentaba convencer para hacer un viaje fuera de España, pero no había manera...

Si me pongo en su situación, veo que no es fácil salir de la zona de confort cuándo han pasado tantos años y tampoco lo es abrir la mente cuando no has conocido nada más.

Pero cuando me fui, mi madre se empeñó a ir a verme, porque realmente todos nos echamos mucho de menos (nuestra relación es excepcional). Convenció a mi padre, que es un hombre muy duro con sus decisiones. Y en menos de dos meses de yo haber marchado, se armaron de valor, cogieron un avión y se plantaron en Praga..

Y yo señores, no me puedo sentir más orgullosa de ellos.

Por ese gran paso. Por el momento en que los vi en la zona de llegadas. Ambos con sus maletas.

Las lágrimas de mi madre y el abrazo tan fuerte que me dio mi padre.

Y en ese momento vi que el amor puede cruzar todas fronteras tanto internas como espaciales.

Esos días me dieron mucho que pensar. A veces, faltan cambios para que todo se mueva en tu entorno. Y faltó irme, para conseguir uno de mis sueños, estar en otro país con mis padres.

Hoy quiero dedicarles a mis padres, este post. Porque yo sin ellos, sin su valor, sin sus ánimos, sin sus abrazos no estaría dónde estoy.

Ellos no han viajado mucho, pero siempre que les digo alguna novedad de viaje, o les pregunto que les parece, siempre me dicen que tire hacia delante con mi idea (a pesar de que es posible que tengan miedo y sufran por mi aveces).

Nunca me han frenado en ese sentido. Siempre me han dado la libertad de conocer mundo, de conocer personas y de hacer mi propio camino.

Y solo puedo darles las gracias. Gracias por los ánimos, por la vida que me habéis dado, por las llamadas llorando y vosotros al otro lado diciéndome que puedo con todo, que soy invencible.